¿Vida extraterrestre?¿Posible?
Sara Seager es astrofísica. Su especialidad son los exoplanetas, es decir, todos los planetas del universo excepto los que giran alrededor de nuestro Sol. En una pizarra ha apuntado la ecuación que ideó para calcular la probabilidad de detectar vida en un exoplaneta. Bajo otra pizarra repleta de ecuaciones se acumula un tesoro de recuerdos, entre ellos un frasquito que contiene una especie de esquirlas negras y brillantes."Es una roca que fundimos", apunta.
"Hoy hemos constatado la existencia de unos 4.000 exoplanetas". La mayoría fueron descubiertos por el telescopio espacial Kepler, lanzado en 2009. La misión del Kepler era averiguar cuántos planetas podía encontrar orbitando alrededor de unas 150.000 estrellas dentro de una zona minúscula del firmamento. Pero su objetivo último era averiguar si los entornos en los que podría surgir vida abundan en el universo o por el contrario son sumamente excepcionales, lo que significaría que en la práctica no tenemos la menor esperanza de llegar a saber si existe otro mundo con vida.
¿Cuantos planetas pueden albergar vida?
La respuesta del Kepler fue categórica. Hay más planetas que estrellas, y como mínimo una cuarta parte de ellos son planetas del tamaño de la Tierra que se mueven en la llamada zona habitable de sus respectivas estrellas, donde no hace ni demasiado calor ni demasiado frío para que exista vida. Con un mínimo de 100.000 millones de estrellas en la Vía Láctea, solo en nuestra galaxia hay al menos 25.000 millones de entornos en los que resulta concebible que pudiese existir vida. Y como nuestra galaxia, hay billones más.
¿Civilizaciones alienigenas?
Hay líneas de investigación SETI de las que me habla Siemion: colaboraciones de Breakthrough Listen con telescopios de China, Australia y los Países Bajos, y nuevas tecnologías en desarrollo en Berkeley, el Instituto SETI y otros centros para buscar señales ópticas e infrarrojas. Lo esencial, algo que me confirman otros científicos con los que hablo, es que SETI está experimentando una transformación de industria artesanal a iniciativa panplanetaria.
Lo más importante es que, capacitados e inspirados por el desarrollo tecnológico experimentado en nuestra propia civilización, estamos empezando a redefinir nuestro objetivo. Hemos pasado 60 años esperando a que ET telefonease a la Tierra. Pero la realidad es que probablemente ET no tiene el menor interés en comunicar con nosotros, no más que el que nosotros tenemos de hacer llegar un saludo a una colonia de hormigas. Aunque al echar la vista atrás creamos haber madurado tecnológicamente, si nos comparamos con lo que podría existir ahí fuera, en el universo, aún estamos en pañales. Cualquier civilización que pudiésemos detectar seguramente nos llevará millones, si no billones, de años de ventaja.
¿Energía extraterrestre?¿El futuro del planeta?
Una interpretación más optimista es que podríamos aprender bastante más de las civilizaciones que sí han resuelto el problema de la energía. En un congreso de la NASA sobre tecnofirmas se habló de buscar el calor residual de megaestructuras que nosotros hemos imaginado crear en el futuro. Una esfera de Dyson(colectores solares que rodean una estrella y capturan toda su energía) alrededor de nuestro Sol generaría energía suficiente en un segundo para satisfacer nuestra demanda actual durante un millón de años. Descubrir que otras civilizaciones ya han conseguido tales hazañas podría ofrecernos un atisbo de esperanza.
Pero el espacio es inmenso, como también lo es el tiempo. Hasta con la potencia creciente de nuestros ordenadores y telescopios, la agenda en expansión de la búsqueda SETI y la asistencia gravitacional de cien Yuri Milners, es posible que jamás encontremos una inteligencia extraterrestre. Al mismo tiempo, el primer indicio de vida en un planeta lejano se antoja inminente.
«Nunca se sabe lo que puede pasar –dice Seager–. Pero estoy convencida de que alrededor de esas estrellas hay algo grande».
Comentarios
Publicar un comentario